
Causas y tratamiento de las contracturas musculares
Causas y tratamiento de las contracturas musculares
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¿Qué son las contracturas?
Una contractura es la contracción mantenida e involuntaria de uno o varios grupos musculares. Va asociado a dolor, inflamación y a una alteración del funcionamiento normal del músculo.
Inicialmente hay un aumento del tono y acortamiento muscular. Esto genera déficit en la irrigación sanguínea de la zona, el músculo no se puede alimentar bien, no tiene suficiente energía, y se producen en la zona un cúmulo de sustancias de desecho que producen inflamación y dolor.
Principales causas que pueden provocar una contractura muscular
Sin duda nuestro estilo de vida esta directamente relacionado con un gran numero de dolencias que podemos ir acumulando y arrastrando en el tiempo a lo largo de nuestra vida.
Las contracturas musculares pueden ser, en un gran numero de ocasiones, consecuencia de nuestro estilo de vida. Tal y como indica el CFM (colegio de fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid) el sedentarismo, el estrés y no contar con un estado de salud acorde son factores de riesgo a la hora de sufrir lesiones.
Si vienes sufriendo habitualmente contractura muscular en una zona concreta o sufres en este momento una contractura puntual, es casi seguro que alguna de las causas que citamos a continuación están presentes en ti de forma cotidiana.
- Estrés, ansiedad, tensión emocional, pueden afectar al sistema nervioso causando rigidez y tensión muscular.
- Deshidratación: cuando hacemos ejercicio, sudamos, eliminamos toxinas pero también sales minerales que los músculos necesitan para su correcto funcionamiento.
- Frío: cuando lo sentimos, se produce automáticamente una contracción muscular para evitar perder el calor corporal.
- Fatiga postural: las malas posturas en el trabajo, en la realización de las actividades de la vida diaria, y el sedentarismo, hacen que nuestros músculos se cansen, y se contracturen.
- Mala alimentación: produce una intoxicación muscular y del resto de los tejidos.
- Reflejo visceral: el mal funcionamiento de algún órgano provoca de forma refleja contracturas en algunas zonas determinadas del cuerpo.
- Exceso de ejercicio o realización forzada de algún movimiento.

¿Tienes contracturas?
Recomendaciones para tratar una contractura muscular
La aplicación de frío o calor sobre la zona. El calor ayuda a relajar la musculatura, y el frío ayuda a bajar la inflamación. En algunos casos es buena la combinación de ambos.
Realizar estiramientos suaves y pequeñas movilizaciones de la musculatura implicada.
Masajes, un fisioterapeuta cualificado gracias a un masaje descontracturante adecuado provocará un aumento de la circulación sanguínea en la zona, un aumento de la flexibilidad, y elasticidad muscular, ayudando a la recuperación de los tejidos. También podrá realizar estiramientos y aplicar corrientes analgésicas y relajantes.
Buena hidratación: debemos beber de 2 a 3 litros al día. Si realizamos actividades y esfuerzos físicos debemos aumentar esta cantidad. Con esto ayudamos al cuerpo a obtener las sales minerales necesarias para que el músculo funcione correctamente y a eliminar las toxinas mejor.
Una alimentación rica en:
- Calcio: necesario para la correcta contracción muscular. Presente en los lácteos, pescados azules, legumbres, frutos secos, brócoli
- Vitamina D: vinculada al aumento de la fuerza, y el rendimiento físico. Se obtiene con la exposición al sol.
- Vitamina C: antioxidante, presentes en frutas y verduras frescas como la naranjas, piña, kiwi. Favorece la recuperación y reduce el estrés muscular.
- Potasio: importante en los deportistas ya que reduce el riesgo de sufrir calambres musculares. Lo podemos encontrar en el plátano, aguacate, espinacas, acelgas, salmón.
- Magnesio: ayuda a la recuperación muscular, disminuyendo la sensación de fatiga y cansancio. Presentes en las legumbres, frutos secos, cereales integrales.
Es importante también tratar de evitar azucares refinados y excitantes como la cafeína.